
Después de unas breves líneas dedicadas al sentimentalismo y la introspección explico con datos e impresiones personales lo que ha sido la crónica de una muerte anunciada. No entraré ni en tecnicismos, ni teoría baloncestística, aunque podría, pero los hechos más simples muestran ya la debacle breoganista.
Como no quiero remontarme al principio de los tiempos ni utilizar los hechos como contexto para una exposición o balance de temporada (algo que ya haré en su momento) tomaré como punto de partida el 19 de Marzo.
Como ya comenté anteriormente en Damnatio Memoriae la llegada de un nuevo director de orquesta, creó en el Breogán más incertidumbre y desconcierto de lo esperando. Los cambios radicales no fueron asumidos y el Breogán fue salvando el pellejo cuando lo peor de la temporada (los rivales directos) ya había pasado.
Ganábamos pero no convencíamos y para vencer ese desnivel suplíamos esas diferencias con una buena campaña publicitaria que llamaba a hacer grandes cosas. Como siempre.
El tiempo trajo los play off, asalto final sin precedentes en los que todos se igualan y la única ventaja es el factor cancha que no supimos aprovechar. Madres en defensa, desaprovechamos el ataque mientras la fortuna o quizás la templanza y la elección de tiro acompañaba a los visitantes.
Una segunda oportunidad. Hay gente que muere por conseguir una. Nosotros visitamos Numancia y el Imperio volvió a perder y asombrarse del arrojo y fortaleza de un pequeño sin recursos.
Pasamos de ser el mejor tirador de triples en la primera vuelta a cosechar un 2/21 hecho propiciado por la aceleración y ansiedad. Los Barrios hoy no fue rival, no tuvo acierto, ni jugadas estructuradas y sin embargo nos ganaban en las circunstancias más simples, con rebote fuerte y pick & roll. Dicen que los “grandes” son avariciosos pero no queríamos el balón, dos robos y trece pérdidas.
Nuestros nueve legionarios luchaban, sin órdenes del legado, que con todo sosiego aguantaba estoicamente las estocadas y no ofrecía ni resistencia ni reacción. Lucharon sin Primus pilus o centurión mayor, véase Cusworth o Dani, que deambulaban totalmente bloqueados mientras nuestras últimas armas se pudrían en el banquillo sin que el legado les prestase la mínima atención.
Desde mi humilde dominio he pedido responsabilidades. Sigo estando insatisfecha de la dirección del equipo en la primera vuelta pero el cambio tampoco resolvió mis dudas y mi desconfianza creció notablemente. Intenté disculpar a la plantilla quizás porque consideraba y sigo haciéndolo, que es, si pesamos la calidad pura, una de las mejores que hemos tenido en los últimos años.
-¿Y el orgullo, el honor, la confianza y la sana ambición de crecer?
-Clara, son profesionales, es su trabajo.
-¿No podemos pedir entonces un mínimo compromiso? ¡Nuestros rivales no cobran desde hace cuatro meses!
Ahora ya no sirven las disculpas. No sirven las ruedas de prensa diciendo que no estábamos preparados una vez evaluado el resultado. “Mi objetivo es llevar al equipo a la ACB”. Si el objetivo no se cumple los acuerdos se rompen, ¿no? ¿o daremos una nueva oportunidad a la desconfianza?
Mientras, los rumores y cuchicheos sobre los fichajes y salidas del Breogán ya se suceden para la próxima temporada. Borrón y cuenta nueva. Gracias por venir y les esperamos en la temporada 2009-2010. ¡Que fácil es hacer Damnatio cuando conviene!